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LAGUNA CHICABAL – TRADICIÓN MAM

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La laguna de Chicabal es un lago formado en el cráter del extinto volcán Chicabal, ubicado en el municipio de San Martín Sacatepéquez, Quetzaltenango, a una altitud de 2,712 metros sobre el nivel del mar. Este lugar es considerado sagrado por el pueblo maya Mam, quienes realizan ceremonias y rituales relacionados con su cosmovisión. En la orilla del lago se encuentran diversos altares donde se ofrecen ofrendas a los espíritus de la naturaleza. Por esta razón, se han impuesto restricciones para visitarlo durante los días de mayo, permitiendo que las ceremonias tradicionales se lleven a cabo sin interrupciones.

Fotografías: Elma Sánchez. Yadhira Sapón

Para llegar a la laguna, es posible realizar una caminata que dura entre 90 y 120 minutos desde Toj Mech, el pueblo más cercano, o bien pagar un servicio de transporte en picop, conocido como “torito”, que lleva a un mirador en menos de 30 minutos. Desde allí, hay dos rutas de acceso: un sendero y otro que incluye un descenso de más de 500 gradas.

Según una leyenda, la laguna de Chicabal fue, en el pasado, un lugar donde las personas se bañaban y los animales acudían a beber agua. Sin embargo, al sentirse desvalorada, la laguna desapareció misteriosamente una madrugada, trasladándose al cráter del volcán. Cuando los pobladores despertaron, notaron su ausencia. Días después, un guía espiritual maya descubrió la laguna en su nueva ubicación. El lugar que dejó atrás, conocido como “laguna seca”, es ahora únicamente tierra.

Fotografías: Elma Sánchez. Yadhira Sapón

Cada año, 40 días después de la Semana Santa, personas de diferentes lugares visitan la laguna para participar en ceremonias tradicionales. Estas ceremonias son una forma de conexión espiritual con el Creador y Formador, en las que se pide por la lluvia y se ofrece perdón por el trato inadecuado que se le dio a la laguna en tiempos antiguos. Por respeto a su significado sagrado, está prohibido bañarse en sus aguas.

Actualmente, la laguna, rodeada de un bosque diverso, enfrenta cambios significativos debido a variaciones en temperatura y precipitaciones, así como a la extinción de algunas especies. Este sitio sagrado fue declarado área protegida el 21 de junio de 1956 por el presidente Carlos Castillo Armas. Además, en 2018, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas reafirmó su protección, destacando la importancia de los 28 volcanes de Guatemala. El 12 de junio de 1970, también fue designado como Monumento Prehispánico de Guatemala por el Ministerio de Educación.

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